30 de septiembre de 2013

Cruzando la frontera

Soy la fragilidad, pero quién puede verla entre tanto roquerío. Construcciones de fin del mundo rodean el breve estanque en que me encuentro. Te miro desde las profundidades, el viento enturbia las aguas, se deforma tu risa y sólo queda un sonido tétrico parecido al adiós.

Soy la indiferencia. Tu recuerdo me basta para no perderme en el desierto. Tus manos dejaron mis manos, no puedo olvidarlas aunque pasen los días pero no voy a decirlo, no necesito decirlo. Mi amor inagotable está escondido de todos y de ti. No te veo y no importa, no vengas a buscarme, es encontrarnos o nada.

Soy el miedo. Como hoja blanca fui por la vida, a mi antojo se deshacían los límites pero el camino era pedregoso y caí por montañas enormes. Ahora, convertida en rasguño soy inalcanzable. Grito inalcanzable cada día mientras afilo dientes y garras. Quizás te espante.

Soy la preocupación. Tomarte es dejarlo todo y llevo años armándome. Tomarte es una improbabilidad que me persigue pero cómo desearía que no me encontrara. Cuando me miraste vi la destrucción de todo y no quiero más trabajo. Me escondo.

¿Avanzar o detenerse?

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