Palabras y más palabras. Se esconden en sí mismas dándose sentido. Encerrando pasados, vidas y futuros muertos. ¿Cómo borrar lo que deseaba cuando quedaban deseos? Borrar la espesura y el ardor.
Tomé un puñado de palabras, de un vaso que yo misma había inventado para que me leyera la suerte, pero ninguna de sus letras fue capaz de prever que volveríamos a encontrarnos. Debí sospecharlo porque en lo profundo no soy más que fuego y ceniza. Una parte de mi misma ardió esa noche hasta perderse pero quedó el resto, esperando la intensidad que tiene que llegar.
Sigo en nada.
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