Me canso. Como si fuera un río que lleva todas las vidas corriendo sin detenerse y sin preguntarse nunca a dónde va o porqué le tocó el curso por el que anda.
Estoy en un constante vaciarse, perderse y rodar. No el rodar de fito, no positivo, no posibilidad de contrucción. Rodar de no tener nada, no tener lazos, no tener profundidad. Ser mera corriente, ser pasajera en todos los sentidos, en huida constante y forzada en el viaje.
Ya no queda nada por decir, las palabras también desaparecen mientras voy a la repetición del azar.
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