27 de marzo de 2009

Perder.-


No recuerdo cuando con exactitud (al menos eso voy olvidando) me dijiste que tenía miedo, que necesitaba liberar una parte de mi que en apariencia sólo tú conocías. No te creí, ni siquiera hoy lo creo tanto pese a saberme distinta.

En ese distinguirme, en ese liberarme y entender de nuevo el mundo me fui acercando más a ti, más a tu lógica y a tus sueños. Pero seguía sin entender el miedo, miedo ¿a qué? Tenía la libertad, tenía las ganas y la posibilidad al alcance y sin embargo, no fui capaz de llegar, no fui capaz de lanzarme como siempre esperé que te lanzaras tú.

Y entonces comprendí que estabamos aún en espera.

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