Será que aún no me dueles?
Será que no me dolerás nunca?
Nos vamos derritiendo concéntricamente, como si nos faltase piel para abrazarnos suficiente, como si fuésemos cayendo presos de la gravedad y del espacio que nos conecta.
Jardín de delicias, pasión desatada, tormenta eléctrica que amenaza hacernos arder hasta convertirnos en cristal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario