Soy mi propio dios, capaz de cortar mis relaciones dependientes aunque en el camino mire hacia atrás y mis manos se llenen de sal.
Mi cabeza inventa miles de razones posibles para desandar mis pasos y buscar los labios que queman pero pasado el impulso, sé reconocer mis propias mentiras y finalmente, seré capaz de seguir caminando, frente en alto y manos empuñadas.
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