27 de febrero de 2011

CN

Dicen que se aman pero no les creo nada. Él homosexual despechado y ella rockstar frustrada. Él que vivía destrozando los bares en búsqueda de placer y ella, ella que soñaba con éxito y vivía amores de película con todas las almas gemelas que encontró en el camino.

Él pintaba su cuerpo de colores y se escondía en mil guaridas y ella tocaba la guitarra como si no le importara nada.

Las improbabilidades de enredarme en su cuento son menores, sin embargo, la vida se rie de las probabilidades.

26 de febrero de 2011

Jaime



Jaime no tenía nada de lagarto, su voz se reordenaba a cada momento. Sus brazos giraban y se detenían como guiados por otras manos pero caminábamos y la lluvia le sentaba bien.

Su pelo se llenó de gotas y brillaba ese día como nunca antes (y nunca después), sus jeans comprados hace menos de un mes con la plata de su viejo, su polera sin nada que contar y sus manos que vibran. Las venas bajo su piel se requiebran y ondulan, serpientes de apoderan de su carne, serpientes azules y rojas cubiertas de escamas que parecen piel, sus venas y las de víbora se mezclan, se confunden y por un segundo todo su cuerpo es onda, movimiento. Sus muñecas bailan a la velocidad de un cometa en busca de la gravedad final.

Es lagarto, hipnótico mientras camina, mientras susurra nuevas travesuras para hacer, nuevas palabras y juegos.
Su voz se prolonga y se propaga por el espacio y el único sonido capaz de salvarnos es él el y su paraiso el y sus caminos el contorno de sus caderas el revoloteo de sus pestañas el pecado de su boca (su boca).

Hermoso, hermosa silueta hermana, tan joven y luego, milenario. Un árbol, fuerte y lleno de vida pero de la misma forma herido, mil veces herido. Sólo sus ojos recuerdan las batallas ganadas.

Jaime del éter, Jaime lagarto y Jaime árbol. Jaime escondido, Jaime que juega, Jaime vivo.

La sra.K



No me da pena conversar con la sra.K. La encuentro insípida, aburrida y gris mientras plancha y repite la receta correcta del kuchen o como quitar manchas de vino de las camisas.

No me da pena su infelicidad actual porque a final de cuentas ella la eligió y debe saber por qué.

Sólo me da pena la mitad de sí misma que perdió en el camino, me da pena cuando sus ojos se iluminan de recuerdos, cuando recorre su época de universidad, cuando peleaba y creía, cuando no era lo que es hoy, cuando podía ser más, ser todo. Y creo que ella también sufre mientras habla de cocina y ropa. Sufre porque le recuerdo la fuerza y la fe en el destino que ella decidió eliminar con el mismo secreto familiar que usa para el vino.

lp41


Una vez tuve un amigo al que dejé frente al mar. Mis planes eran tan grandiosos que no podía permitirme la rutina. Tenía que irme, alejarme para sólo pertenecer al camino.

Los caminantes vivimos en esa constante disyuntiva entre el amor al viento y los lazos que creamos. Supongo que en parte somos egoístas pero no es una elección, estamos hasta que la infelicidad viene a colarse entre los días. Vuelve la necesidad de recorrer distancias y ver noches nuevas, otras estrellas.

En ocasiones tengo ganas de permanecer y desear la estabilidad y el sofá junto al fuego pero junto a la calidez, la ventana vigila las infinitas posibilidades y entonces, vuelve la hora de correr.

olescul

Cuando nuestra noche acaba suelo, en el cansacio, sentirme usada. Como si tu sexo ocupara todos los espacios y yo hubiera sido sometida a tu voluntad.

Sin embargo, el día después, busco formas nuevas para esperarte y sentirte más dueño y más dolor y más placer.