3 de julio de 2010

Locura: Paso II

Tantos años pasó esperando una propuesta nueva, un sentimiento que no terminara, un no cometer errores y seguir por la senda que, se unió al dolor, raíces incluídas.
El suave bálsamo parecía curarle las penas, cerrar sus ojos con paz y seda. Y aunque el dolor permanecía, se quedaba dormido en su regazo mientras todo perdía importancia.
La caricia comprensiva del látigo dorado calmaba sus ansias, la anestesiaba y la guiaba al mundo de mentirse.
La música la abrazaba como una marioneta bien dispuesta y su cuerpo se mecía sin ver final.

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