Eras una jaula. Podía sentir tus brazos de negro aceite rodeandome, ibas construyendote poco a poco como inocente caricia, cerrandote sobre mi cielo, cerrandote sobre mi corazón. Me creíste inocente paloma. Tantos años de volar alto no son sin caidas.
Quizás eras una jaula más liviana de lo que parecías, quizás tenías las puertas abiertas como dices pero yo no soy una que tome riesgos y picoteando tus dedos me hice libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario