
Que no te toquen, amor, las manos del invierno. Que no marchiten tus ojos nunca. Que los puños de hielo no quemen tu piel dorada ni opaquen lo que queda de sol en ti.
Las decepciones espero nunca sean lo perras que fueron conmigo, Bella Hermosa e Ingenua te quiero. Llena de sonrisas tus días pequeña y cree en la eventualidad cierta de un premio al final o ni siquiera en eso.
No pierdas tu brillo que si tú caes el universo entero se derrumba y lloramos todos, lloraremos todos.
Hermosa mía, la tinta de tus dedos escribe nuestra historia los mares los cielos las tierras y todo lo que nace. Tus dedos de princesa, de estudiosa, de artesana trazan las palabras que ahora escribo como si tú misma dictases lo que quieres sea dicho de ti.
Reinas en el éter y reinas en la materia, con tus palabras y tus pies de niño, con tu inocencia que aún existe como prueba irrefutable de que podemos ser mejores.
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