7 de abril de 2015

13:12

Entre anoche y hoy he pensado en ti incontables veces. Más allá de la rabia que me da mi propio descontrol está la necesidad de armar una estrategia para resistir lo que sea que está sucediendo. Quizás no hay nada sucediendo "realmente" pero en mi cabeza hay carnaval, eso si puedo asegurarlo. Revisé y reviví cada palabra, cada historia que pude encontrar de lo que fuimos (digamos que soy buena archivera) y resulta que mientras más leo de ti, más apareces. Debí sospecharlo.

Y también aparezco yo, la yo de hace años que tenía al menos dos niveles de intensidad sobre el promedio, y me parece tan lejana su forma de actuar, tan ajena. No podía notar cuánto había cambiado sin volver al pasado, y  he cambiado, pero pese al cambio tú sigues existiendo como nuevo, es injusto y me pregunto porqué mi cerebro funciona así, porqué puedes llegar y tener un trono esperándote en medio del caos mental que creas, como si nunca te hubieras ido, como si nunca te hubiera olvidado.

Lo peor es que no eres sólo tú. Tengo una facilidad inaudita para repetirme y eso me cansa. Como si el estancamiento se propagara por todos los ámbitos de mi vida. Se supone que está en mi mano cambiar e insisto, así lo he hecho, sin embargo, nada parece cambiar profundamente. Creo que lo mejor es simplemente irme de este lugar y dejar todo atrás, incluyéndonos. Por ahora, esperaré pacientemente la llegada de ese día y trataré de recordarme constantemente que ya te olvidé, que ya no fuimos y que volver es, ante todo, una pérdida de tiempo.